Harta me tienen las redes y la prensa peruana, con el amarillismo con el que hablan del asesinato de Solsiret. Además lo están utilizado como arma de acoso y derribo contra el feminismo
(Foto: Ericka Cairo)
A Solsiret Rodríguez Aybar la asesinaron, la descuartizaron; repartieron y escondieron sus restos a discreción. ¿Es responsable una mujer?, ¿un hombre?, ¿los dos?; o ¿lo es el ‘ex’ que se encuentra no habido? Las investigaciones recién han comenzado, pero gente infame, prensa amarilla, opinólogos con entripados y denuncias previas por acoso, así como conocidos periodistas PROVIDA, antifeministas y anti libertades, ya señalan con todas sus letras que una mujer ha matado a otra mujer.
Y no se trata de una mujer cualquiera, para dar en la diana y barrer con la lucha de las mujeres peruanas que se fajan cada día en la defensa de sus derechos, a la que culpan la han llenado de títulos: feminista, activista pro derechos humanos, gran amiga de la víctima y como este último título ha sido desmentido por la familia, ahora, en la promoción de un programa dominical prometen diseccionar el despecho de la “asesina”.
Un titular de este sábado menciona que el cuñado de la víctima ─también pareja de la asesina─ estaba obsesionado con ella; o sea, hay un cadáver descuartizado y el tema a resaltar es la pasión desatendida del pobrecito hombrecito. Y es que se ha de ser muy pobrecito de espíritu para asesinar o colaborar en el asesinato de alguien que se sabe inalcanzable; pero nada de eso importa, lo importante es la búsqueda de justicia, no el desprestigio de un movimiento que incomoda, ni las incontinencias de un machirulo más.
A ver si todos dejan sus bajezas y prejuicios inquisitoriales en casa y paran ya de babear y de excitarse con el hecho de que una mujer esté involucrada en acto tan cruento contra otra mujer. A ver si cuando la prensa cubre estos hechos, antes de poner el micro o de invadir a familiares y amigos piensa que talvez un día ellos pueden ser los afectados y ya de paso en medio del ejercicio, piensan en cómo querrían ser tratados de sufrir una desgracia como esta.
Y mientras redes y prensa amarilla nos distraen, nos olvidamos de exigir real justicia y que los responsables del asesinato y de la crueldad con la que ha sido tratada Solsiret, además de los policías y operadores de justicia que no hicieron nada para investigar y descubrir lo ocurrido, purguen su responsabilidad. Las indignación y disculpas del actual Ministro del Interior no bastan, aquí tienen que rodar cabezas; las destituciones ya tardan.
¿Ministro del Interior dice verdad?
Carlos Morán en declaraciones a RPP ha dicho que desde que ha tomado las riendas de Interior ahora la atención es la adecuada. «A partir de 2019, con esta nueva gestión hemos demostrado que sí tenemos sensibilidad y calidad humana para atender estos casos» […] «Yo he ordenado al comandante general de la Policía para que inicie una investigación exhaustiva internamente contra todos los funcionarios policiales que de una u otra manera han estado involucrados en este caso».
Lamentablemente las palabras de Morán no son ciertas, cada día las mujeres peruanas son abusadas, asesinadas, maltratadas y sus casos no son atendidos adecuadamente porque ni la policía, ni el Ministerio Público, ni el Poder Judicial trabajan con enfoque de género. Cada día las mujeres son institucionalmente revictimizadas y culpadas, por su forma de vestir, por salir, por beber, por perrear y hasta por sonreír.
En el caso específico de Solsiret, las palabras de Morán también son rebatibles. Si bien es cierto durante 4 años su madre, conocida como la “señora Charito”; su padre, el “señor Carlos”; Kathe Soto, fundadora del colectivo “Mujeres Desaparecidas”; y otras organizaciones y colectivos lucharon por el esclarecimiento del caso, todo se acelera con la carta que el 6 de enero pasado un grupo de mujeres entrego en mano al presidente Martín Vizcarra, exigiendo entre otras cosas: #JusticiaParaSolsiret.