Cuando las mujeres denunciamos un robo no se duda de nosotras, pero al reportar agresiones sexuales se nos exige, por lo menos, un par de moretones. Esta es la denuncia de una joven, su revictimización por parte del denunciado y de cómo unas juezas anularon la condena basándose en chats que muestran, por lo menos, la "insistencia" del acusado, ignorando la pericia psicológica que confirma el daño emocional
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